ESTÁ OBLIGADO BAJO PENA DE PECADO A NO MATAR A SU MADRE

Al escribir en su diario al finalizar cada día, Eugenio hacía un recuento no solo de los sucesos, sino también de sus reacciones. El diario revela un sentido del humor irónico en el que se expresa en privado, pues no era para lectura de nadie más.

En esta entrada vemos sus comentarios respecto a uno de los Oblatos que tenía alrededor un grupo pequeño de monjas algo trastornadas con quienes intercambiaba correspondencia sobre temas espirituales esotéricos.  Eugenio no tenía tiempo para ello.

“Tenemos religiosos, hombres que pretenden tener en exclusiva el secreto de la perfección, que pretenden realizar una alta espiritualidad con algunos a los que llaman ángeles terrenales y que solo son fanáticos que imitan de la manera más ridícula a las almas de élite, y que no entienden siquiera el lenguaje que se atreven a emplear, y que incluso exageran en su ridícula correspondencia. ¡Qué pena!”

Eugenio deseaba enviar a este Oblato «espiritual» como misionero a Córcega.

“Es inconcebible hasta qué punto este buen padre se hace ilusiones. Su carta me da lástima. Cree que su madre moriría si él fuera a Córcega, y que por tanto está obligado bajo pena de pecado a no matar a su madre, de ahí que no pueda en conciencia seguir mi obediencia para ir a ese país. ¡Éstos sí son grandes religiosos!”

Diario de Eugenio de Mazenod, Octubre 1°, 1842, EO XXI

A pesar de causar este arrebato, el Oblato en cuestión probó ser un misionero dedicado y exitoso en los siguientes 30 años.

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