AQUÉLLOS QUE TIENEN LA COSTUMBRE DE QUEJARSE EN CUANTO SE TOCAN SUS CONVENIENCIAS PERSONALES

En su papel como líder de la Congregación, Eugenio debía distribuir a los Oblatos según las necesidades de las misiones de las que nos encargábamos. En algunas ocasiones encontraba dificultades debido a los gustos o disgustos personales. 

“Le comunico cuánto me ha desagradado la reticencia mostrada por el P. Bermond a la perspectiva de ir temporalmente a la residencia de Aix. El pretexto de la salud no es admisible para quien está dispuesto a ser enviado a los confines de la tierra.”
El Padre Bermond había insistido en que debía ser enviado a Canadá como misionero y aún así se quejaba respecto a una asignación temporal a una comunidad a 80 kilómetros de distancia.
“Su reticencia dificulta la administración y es contraria a los principios básicos de la regularidad y de una buena disciplina. No puede admitirse en ninguna parte.”
Luego Eugenio comenta con ironía que todos los Oblatos que se quejaran debían quedar a cargo de encontrar el personal para ir a las misiones ¡y cambiarían su tono rápidamente!
“Querría dejar la tarea de combinar las necesidades de todas nuestras casas y el personal a repartir, a quienes tienen la costumbre de quejarse en cuanto se tocan sus conveniencias personales. Me gustaría ver cómo lo hacen.”

Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 7, 1842, EO XXI

Eventualmente Eugenio cedió al deseo del P. Bermond, dejándolo donde se encontraba. 

“No había contestado a su carta del 30 de agosto, mi querido P. Bermond. Solo informé al P. Ricard que decidí, no por sus razones, sino por su disgusto, dejarle en Lumiéres.”

Carta al P. Francois Bermond, Septiembre 8, 1842, EO I núm. 12

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