LOS PADRES A LOS QUE SE DEBE AMAR EN DIOS Y POR DIOS

En una carta al Padre Vincens, el nuevo maestro de novicios, Eugenio le da un consejo al iniciar su trabajo con un nuevo grupo de novicios: comenzar el noviciado con un buen retiro.

“Te recomiendo que hagan un buen retiro preparatorio para el noviciado: ocho días de ejercicios, según el método de San Ignacio.”

Después insiste en que los nuevos novicios sean jóvenes que realmente deseen poner la relación con Jesús por encima de todas sus relaciones familiares.

“Es esencial que sólo admitamos hombres abnegados, generosos, indiferentes a todo lo que la obediencia mande evitar, desprendidos sobre todo, de los padres a los que se debe amar en Dios y por Dios, pero sin que el afecto que se les debe pueda influir en nuestras acciones, en nuestra voluntad ni aun en nuestros pensamientos.”

Carta al P. José Vincens, Noviembre 23, 1841, EO IX núm. 751

Su intención no era cortar todos los vínculos familiares, sino llegar a un nivel más profundo, el de amar a su familia EN Dios y POR Dios, que fue lo que Jesús siempre exigió a todos los que desearan seguirle.

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