UN  EXCELENTE  PADRE  IRLANDÉS  QUE  LLEGÓ   A  NOSOTROS  COMO CAÍDO DEL CIELO

Dios abrió la puerta a la misión de los Oblatos en las Islas Británicas, al enviar cuatro años antes a Guillermo Daly para unirse a los Oblatos como estudiante. Eugenio comprendía la importancia misionera de ello y se sintió llevado a actuar en 1841.

“Es sabido que tenemos en la congregación a un excelente Padre irlandés [el P. G. Daly] que llegó a nosotros como caído del cielo. Este hombre resultó perfecto. Ha sido un constante modelo de virtud y regularidad. De entre sus cualidades, admiramos sobre todo su modestia y dulzura.
¡Quién habría dicho que ese querido hijo llevaba en su alma la más ardiente caridad y un celo a toda prueba por la conversión de sus compatriotas heréticos *  diseminados en Gran Bretaña o en otras partes! Apenas ordenado diácono se ocupó de preparar algún establecimiento que diera a la congregación la posibilidad de cooperar en la gran obra. Me propuso escribir a Irlanda y llamar hombres adecuados para nuestro ministerio. Las respuestas que recibió mantienen su esperanza de triunfar en esa empresa.”

Diario de Eugenio de Mazenod, Julio 15 y 16, 1841, EO XX

Esto nos recuerda a Pablo y Bernabé: “Cuando llegaron, reunieron a la iglesia y le contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. Les contaron que Dios había abierto una puerta para que los que no son judíos también pudieran creer.” (Hechos de los Apóstoles 14:27)

Nota respecto al uso de Eugenio de la palabra “herético” – la definición en el diccionario es que se trata de una persona que no acepta todos los artículos establecidos por la enseñanza de la Iglesia.  Veremos esto con mayor claridad en próximas entradas, en las que a Eugenio le preocupa que la gente de las Islas Británicas hubiera sido obligada por Enrique VIII a cambiar su lealtad debido a su situación marital.  Desde el punto de vista  Católico Romano en esa época, la gente vivía en el error sin que fuera su culpa.  Eugenio los consideraba estar  “abandonados” y deseaba llevarlos de nuevo a la plenitud de la salvación.

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