JÓVENES QUE LLEGAN DE SUS PUEBLOS Y QUE MIENTRAS LAS EMPLEAN, CORREN GRANDES PELIGROS ANTES DE ENCONTRAR LO QUE NECESITAN

Siempre consciente de las necesidades de los más abandonados en su diócesis, Eugenio estaba preocupado por las niñas pobres que llegaban de la provincia para trabajar como servidumbre en la ciudad.  Provenientes de aldeas rurales, a menudo no conocían la vida de la ciudad, ni cómo comportarse. Muchas terminaban en lugares inadecuados y eran forzadas a una vida inmoral para poder sobrevivir.  Lo mismo sucedía a quienes perdían su empleo como servidumbre y tenían que recorrer las calles para sobrevivir.

Así, estableció un albergue para las niñas que llegaban a Marsella, para que estuvieran a salvo hasta encontrar un empleo adecuado.  La casa también las recibía en caso de perder su empleo, ofreciéndoles seguridad.

La hermana Geray me ayudará a establecer la obra que desde hace mucho tiempo deseo formar… Fundar una casa para recibir a las domésticas en espera de un buen empleo, y para recibir a las jóvenes que llegan de sus pueblos y que mientras las emplean, corren grandes peligros antes de encontrar lo que necesitan.

Diario de Eugenio de Mazenod, Agosto 14, 1840, EO XX

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