LES ABRO LOS BRAZOS Y MI CORAZÓN PARA RECUPERARLOS, PUES LOS AMO DE VERDAD EN JESUCRISTO

La reflexión de hoy proveniente del diario de Eugenio, se enfoca en ser obispo, y leemos: 

Sabía bien que no ceñía una corona de flores, sino unas espinas; algunas se han mitigado, pero la carga se ha agravado, con todo el peso de la responsabilidad de una diócesis…

El mayor sufrimiento era ver cómo muchos de los que vivían en su diócesis eran los “más abandonados”, pues no conocían a Jesucristo como su Salvador.  Se sentía desvalido. 

¡Bendito sea Dios! vuelvo a este pensamiento que me preocupa, al verme en medio de una inmensa población cuya mayoría se encamina a perderse y sin que me sea posible detenerla, ni con mis palabras ni con mis anhelos. Les abro los brazos y mi corazón para recuperarlos, pues los amo de verdad en Jesucristo y rezo sin cesar por ellos. Esto debería darme paz, pero no es así, pues siento que estoy peor.

Diario de Eugenio de Mazenod, Mayo 8, 1839, EO XX

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *