La elección de los Oblatos se puede ver en un incidente ocurrido al comienzo de la misión en un pueblo en la diócesis de Digne. Al llegar a la casa del párroco les fueron presentadas las cartas con las facultades que les daba el obispo, en las cuales estaban excluidos de absolver, específicamente, a “los borrachos, los que van a los bailes, las parejas que viven en pecado, aquellos que prestan dinero por interés, quienes son conocidos generalmente como usureros”
La reacción del Padre Guibert con el párroco es narrada de este modo:
por favor ponga la montura a nuestros caballos, M. Pastor, porque nos vamos; es imposible para nosotros dar una misión en estas condiciones; no hemos venido a tu parroquia a escuchar y absolver a los devotos; nos marchamos porque nos deniegan el acceso a los pecadores”
J. PAGUELLE DE FOLLENAY, Vie du Cardinal Guibert Archevêque de Paris, I, p. 226-227
El incidente terminó felizmente en esta ocasión, en la cual el párroco cabalgó durante la noche a las oficinas diocesanas para cambiar las cosas, y que los misioneros pudieran recibir el permiso requerido por el Vicario General.
Aquí uno puede reconocer los ecos del acercamiento del joven Eugenio a los más abandonados en su propio ministerio en Aix. El mismo Jesús fue criticado por la clase alta debido a este ministerio. Aquí estaba la respuesta concreta de los Oblatos a los más abandonados quienes no eran alcanzados por las estructuras de la Iglesia.