Una invitación a reflexionar con San Eugenio: ¿a quiénes llevo en mi corazón? A partir de mediados de noviembre de 1828, vemos la vida de Eugenio enfocada a las peligrosas enfermedades de dos jóvenes Oblatos que eran en especial cercanos a él, a quienes se refería como “las pupilas de sus ojos”.
“Adiós, te ordeno cuidarte, porque dos golpes así me harían perder o la razón o la vida.”
Carta a Hippolyte Courtès, Noviembre 18, 1828, EO VII núm. 315
Para entender el dolor y la profundidad de su sufrimiento, necesitamos comprender lo que ellos dos eran para él.
El Padre Marie-Jacques Antoine (conocido como Marius) Suzanne (1799 – 1829) conoció a Eugenio en Fuveau, en la segunda misión parroquial ofrecida por los Misioneros después de nuestra fundación. Tan grande fue el impacto causado por ellos, que el seminarista menor de 17 años solicitó unírseles y fue admitido a la comunidad un mes después. Inició su noviciado en enero de 1817. Yvon Beaudoin nos dice:
«El P. Suzanne era una persona amable y amada. Mons. Jeancard escribió que este padre tenía “una carácter abierto y afable, un corazón lleno de afecto, un verdadero celo por la casa de Dios…
El Fundador quedó prendado de inmediato por este joven lleno de talento y virtud, dotado de un corazón afectuoso y un temperamento ardiente, como el suyo…»
El P. Rey, quien pasó una década junto al Superior General, publicó numerosos extractos de estas cartas (ver Rey I, p. 455-460) y las prologó con los siguientes comentarios: “El P. Suzanne era su hijo predilecto. Piadoso, bueno, afectuoso, inteligente, valiente, el P. Suzanne, al decir de todos, era la viva imagen del P. de Mazenod. Apóstol como él, lleno de celo, desplegaba gran poder desde el púlpito y mostraba gran sabiduría en el confesionario. Sus éxitos en la misión eran constantes, sin excepciones e irresistibles […]»
Yvon Beaudoin, “Marius Suzanne” en Oblate Historical Dictionary
Eugenio había conocido al Padre Jean Joseph Hippolyte Courtès (1798-1863) al unirse a la congregación de la juventud, siendo adolescente. Al ver la vida y el ejemplo de los Misioneros en Aix, el joven Hippolyte de 19 años, solicitó unirse a ellos y se hizo novicio en 1817. Sería uno de los consejeros y amigos más cercanos de Eugenio toda su vida.
En las últimas semanas de sufrimiento del Padre Marius Suzanne, Eugenio a menudo confiaba a Hippolyte Courtès:
… He hecho rezar aquí para que Dios nos conserve a este amado hermano…
Me costará la vida amarles como les amo.
Carta a Hippolyte Courtès, Noviembre 15, 1828, EO VII núm. 314
“No es la carne y la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.” Friedrich Schiller