LA VISIÓN DE NUESTRA FUNDACIÓN HOY EN DÍA: COMPROMETIDOS INCONDICIONALMENTE CON LA IGLESIA

“Eugenio de Mazenod fue un hombre apasionadamente enamorado de Jesucristo y comprometido incondicionalmente con la Iglesia”

El amor apasionado de Eugenio por Jesucristo el Salvador, fue el lente a través del cual miró todo. Fue a partir de este punto de observación que vio a la Iglesia como el Cuerpo del Salvador, la Gente de Dios. Nos comunicó su visión de compromiso incondicional:

El amor a la Iglesia nos inspira para cumplir nuestra misión…

La Constitución 6 de nuestra Regla de Vida Oblata nos invita al compromiso incondicional con la Iglesia en círculos mayores. En primer lugar, vemos a nuestros líderes de la Iglesia como enviados a nosotros por el Salvador para poder cumplir nuestra misión en comunión con ellos y a partir de ahí, en comunión con la iglesia local, de la cual formamos parte. La mirada del Salvador nos lleva después a vivir en unidad con todos los que siguen a Jesucristo, en sus diferentes expresiones. Finalmente, somos invitados a reconocer los valores de Dios expresados por quienes no conocen a Jesucristo. Nuestra relación con la Iglesia se expresa en la constitución completa, a continuación:

Por amor a la Iglesia, los Oblatos cumplen su misión en comunión con los pastores que el Señor ha puesto al frente de su pueblo; aceptan lealmente, con fe esclarecida, la enseñanza y las orientaciones de los sucesores de Pedro y de los Apóstoles.
En las Iglesias locales donde trabajan, coordinan su actividad misionera con la pastoral de conjunto y colaboran fraternalmente con los demás obreros del Evangelio.
Su acción debe manifestar también un verdadero deseo de unidad con todos aquellos que se reconocen discípulos de Cristo para que, según su oración, el mundo crea que el Padre le ha enviado (cf. Jn 17, 21). Finalmente, están unidos a los hombres que, sin conocer a Cristo como Señor, se dedican a promover los valores del Reino que se acerca

CC&RR, Constitución 6

SPANISH

«Cuando Dios transforma la vida de un solo líder, ese líder puede transformar una iglesia. Cuando una iglesia es transformada, se puede transformar una comunidad. Y cuando suficientes iglesias prosperan, se puede cambiar una región, un país y eventualmente a todo el mundo, con el poder positivo, transformador de vida de Jesucristo y la tarea redentora y restauradora de Su gente.»   Bill Hybels

 

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