PERMITE A TUS PALABRAS ENSEÑAR Y A TUS ACCIONES HABLAR

El nivel de espiritualidad básico debe ser vivido y expresado. Eugenio expresó los medios que utilizó para enfocar sus propósitos en ver todo a través de los ojos de Cristo Salvador, escritos algunos días después de ser ordenado sacerdote y nombrado parte del equipo del seminario en París:

Para no volver infructuoso el ministerio al que me destina, me esforzaré por vivir de tal modo que mi ejemplo diga más que mis palabras y mis insinuaciones.
Para eso procuraré renovarme con la ayuda de Dios en el espíritu del sacerdocio… buscando en todo solo a Dios, su gloria, la salvación de las almas y nuestro progreso en el camino de la perfección.

Para cimentar sus ideales:

No descuidaré ninguno de los medios que los directores de la vida espiritual sugieren para alcanzar ese fin, único fin al que debo aspirar…
Mis deberes de piedad consisten: 1. en la oración, 2. la santa misa, 3. el oficio divino, la lectura espiritual, el examen de conciencia y la plegaria, todo ello acompañado, precedido y seguido del santo ejercicio de la presencia de Dios.

Propósitos como director en el seminario de San Sulpicio, Enero 1812.
EO XV núm. 103

Para que las acciones de Eugenio hablaran más alto que las palabras, necesitaba tener una sólida base diaria en la relación con su Salvador  – y sólo así su ministerio guiaría a otros a la misma relación transformadora y de amor.

¿Cómo pueden mis palabras enseñar y mis acciones hablar hoy?

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“Las acciones hablan más alto que las palabras; permite que tus palabras enseñen y tus acciones hablen.”   San Antonio de Padua

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