SI HUBIERA OFRECIDO A DIOS MAYOR GENEROSIDAD Y MENOR TITUBEO

A partir de su conversión, Eugenio siempre había vivido el ideal de hacer todo por Dios. Se esperaba que todos los que se le unieran siguieran el mismo ideal – de ahí el nombre “Oblato” y el acto de oblación, dar todo por Dios. Riccardi perdió de vista este ideal, al volverse egoísta y sin enfoque.

No es culpa mía si su corazón se cerró a los buenos sentimientos que la gracia sin duda habría colocado en él, de haberse ofrecido a Dios con mayor generosidad y menor titubeo, de no haber calculado las ventajas que el mundo podría ofrecerle y escuchado a la voz de la carne y de la sangre. Hombres de este tipo nunca han sido de bien para la Iglesia. No sé de ninguno que haya sido elevado a los altares y dudo que haya alguno en el cielo.

Carta a Nicolas Riccardi, Febrero 17, 1826, EO VII núm. 225

 

“Una actitud demasiado egoísta, verás, trae aislamiento. Resultado: soledad, temor, ira. La actitud de egoísmo extremo es la fuente del sufrimiento.”      Dalai Lama

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