LA MOLESTIA DEL BUEN EJEMPLO

Al continuar reflexionando sobre las noticias recibidas en Roma sobre la predicación en Aix, Eugenio responde a la indiferencia y crítica de algunos de los participantes en las misiones.

No entendí lo que quiso decirme el P. Courtès con las humillaciones de que habla; creo se trata del desprecio de aquéllos por los que se sacrifican. 

Pide a los Oblatos no se dejen desanimar por ello. En tanto su enfoque principal en el ministerio sea el bienestar de la gente, no deben permitir ser afectados por quienes son  negativos.

Es una pequeña desgracia. Lo que deseo es que se predique de manera provechosa, dejando de lado todo amor propio. Sin esto no se obtendrá gran fruto. 
La única clave para una actitud exitosa en el ministerio, es darse cuenta que es la calidad de vida del predicador, y no sus palabras, lo que logra el cambio en la gente.
Espero que nuestros Padres piensen también en actuar con mucha prudencia al vérselas con hombres tan mal dispuestos. Recomiéndeles comportarse como santos, como verdaderos apóstoles, uniendo a la predicación la modestia y una gran caridad con los pecadores.
Que por su actitud se pueda juzgar que no son predicadores comunes; que están realmente animados por el celo propio de su santa vocación. Que no se olviden a sí mismos, si de verdad quieren ser útiles a los demás.
Que por consiguiente, recen mucho. Entonces Dios vendrá en su ayuda y todo irá bien.

Carta a Henri Tempier, Marzo 30, 1826, EO VII núm. 233

 

“Pocas cosas son tan difíciles de tolerar, como la molestia de un buen ejemplo.”   Mark Twain

Esta entrada ha sido publicada en cartas y etiquetada como , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *