VIVIÓ Y DEJÓ A LOS DEMÁS OBSERVARLE

Eugenio, como fundador de los Oblatos, se consideraba el padre religioso de cada uno de los miembros. Hippolyte Courtès tenía un lugar especial en la vida de Eugenio. Cuando adolescente, fue miembro de la congregación de los jóvenes y estuvo en el primer grupo de novicios que se unió a los Misioneros, además de estar siempre cerca de Eugenio como un importante compañero y consejero.

Al escribirle, Eugenio bromea con él sobre todos los motivos de porqué su carta no era estrictamente necesaria

Tal vez sería más congruente con la estricta pobreza, privarme del gusto de escribirte para ahorrarte los gastos del envío de mi carta, sabiendo por otra parte que estás al tanto de mis noticias, ya que el P. Tempier se encarga de dártelas y de pasarte incluso las cartas que le escribo. Pero sería exagerar un poco la perfección de esta virtud, aun cuando la razón para escribirte sólo fuera la satisfacción de nuestra correspondencia, 

Luego comenta las razones, además del gran gusto que le da estar en contacto con él, de porqué es importante estar en comunicación directa:

eres el superior de la casa más interesante de nuestra Sociedad,
tienes bajo tu dirección la esperanza de la Compañía [ed. los novicios],
y eres uno de los principales miembros de la familia;
es, pues, justo que te escriba de vez en cuando directamente, así que lo hago sin preocupación y con toda la satisfacción de mi relación contigo, a quien tengo la dicha de amar casi desde que empezaste a existir.

Carta a Hippolyte Courtès, Febrero 2, 1826, EO VII núm. 222

 

“Mi padre no me dijo cómo vivir, vivió y permitió a los demás observarle.”    Clarence Budington Kelland

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