RECORDARÁN POR MUCHO TIEMPO LO QUE EL SENTIMIENTO PUEDE INSPIRARME Y CON CUÁNTA FUERZA SE RECHAZAR LAS TONTERÍAS

Lo que me encanta de Eugenio es que en este santo encontramos a una persona profundamente humana, con cualidades agradables y desagradables. Aun así, este hombre imperfecto podía encontrar a Dios y relacionarlo de forma profunda y generosa en todo. El texto de hoy es de su diario personal en Roma, en el que vuelca sus fuertes emociones provenzales, sacando vapor! Había asistido a la Misa anual (que los monárquicos como él) celebraban para recordar la muerte en la guillotina del Rey Luis XVI, en 1793. La liturgia no le había impresionado y estaba algo contrariado al final.

Después de la misa, fui a San Luis de los Franceses para asistir al servicio por Luis XVI [en el aniversario de su ejecución]… Esa ceremonia fue de lo más pobre; no hubo discursos, ni lectura del testamento, ni música. Para compensarnos, el buen superior cantó el prefacio de los difuntos muy solemnemente, en el tono de Pascua y Navidad.

Fue después a la Iglesia de Santa Inés, en Piazza Navona, que marcaba el lugar de su martirio en un burdel.

Tampoco estuve satisfecho con la visita a la iglesia de Santa Inés; era demasiado tarde para admirar la belleza del edificio, pero pude ver bien con la ayuda de los cirios encendidos en el subterráneo, adonde bajamos después de adorar a Dios en la iglesia superior. Nunca, en mi opinión, hubo una devoción más desagradable y digna de censura. Cuenta la tradición que estos subterráneos eran el lupanar adonde fue llevada santa Inés. Primero, no creo nada de eso, el local es horrible y parece más un calabozo que un lugar de esa clase. Pero no importa, quieren convencernos de ello y para no olvidarlo, lo primero que se ve al bajar la escalera, es esta hermosa inscripción que debía habernos edificado al rezar el oficio: “Ingressa Agnes turpitudinis locum.” [ed. entrada de Inés al lugar indecente] Sentía la tentación de volver; tal era el horror que me daba la idea de entrar “in loco turpitudinis”… Pero no, había que seguir hasta el final.
En la primera capilla a la izquierda, al entrar a ese infame lugar, sobre el altar, en lugar de un cuadro, un bajorrelieve que a primera vista, me pareció bien hecho. Digo a primera vista, porque de inmediato quité los ojos de ese horror. El bajorrelieve representa a la santa desnuda, con los cabellos por todo vestido, entre dos soldados que la llevan ¿adónde y a qué? La historia, o más bien la tradición, lo dicen bastante.
No pude contener más mi indignación y los dos Lazaristas que esta tarde quisieron apoyar esas infamias, recordarán por mucho tiempo lo que el sentimiento puede inspirarme y con cuánta energía sé rechazar las tonterías que se tiene el valor de decir en una causa tan escandalosa.
Antes de que entrara, acudió a ese santo lugar el noviciado de los Benedictinos y no sé qué otro colegio eclesiástico después. Tanto el maestro de novicios como el rector del colegio merecerían una paliza, y recibir además un escarmiento, para darles tiempo de aprender lo que deben hacer.

Diario en Roma, Enero 21, 1826, EO XVII

 

“Habla al estar enojado y darás el mejor discurso del que siempre te arrepentirás.”   Ambrose Bierce

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