PACIENCIA, PERSISTENCIA Y TRANSPIRACIÓN

La presentación de la solicitud de Eugenio al Papa para acortar el proceso de aprobación resultó estar ligado interminablemente a la salud del cardenal!

No tendré nada nuevo sobre nuestro asunto hasta mañana, y eso si el cardenal Pacca, con quien comí ayer, recuerda presentar al Papa la petición que me atreví a hacerle.

Al día siguiente:

Vi al cardenal Pacca. ¡Ay! No puedo afirmar que vaya mañana a ver al Papa, pero me aseguró que utilizaría un medio para abreviar el trabajo. Se ve contrariado por causar el retraso que sabe me preocupa; pero ¿qué se puede hacer con la recomendación de un médico que amenaza la enfermedad se hará incurable si no se obedecen sus órdenes? Insinué muy sutilmente que yo también tenía en el muslo un reumatismo arrastrado todo el tiempo por las calles y los caminos reales.

Carta a Henri Tempier, Enero 10, 1826, EO VII núm. 217

Ese viernes, los nervios de Eugenio se crispan aún más

Hace falta paciencia, mi querido amigo; yo se la pido a Dios para no perder el mérito de mi prueba. Le había dicho que había acordado con el cardenal Pacca que propondría el martes pasado al Papa se considerara el examen del cardenal ponente, quien informaría al prefecto de la Congregación y presentara después su trabajo al Santo Padre. El cardenal estuvo indispuesto el martes, y no fue a ver al Papa; yo esperaba hoy quedara terminado el asunto; fui expresamente ayer por la tarde a casa del secretario del cardenal para recordarle a su Eminencia y saber si iría a la audiencia. Me aseguraron que iría y prometieron que antes de medianoche le informarían de mi visita. Esta mañana, en el salón del Secretario de Estado, a la hora que creía a mi cardenal con el Papa, casualmente hablé de él a un señor a mi lado; éste me aseguró que el cardenal no había salido de casa, y como yo parecía dudar de su comentario, me dijo que él mismo se lo había prescrito, por lo cual deduje era su médico.
Puede imaginar el gusto que me dio el comentario. Al salir del Vaticano, mandé a alguien a casa del cardenal; me dijeron que Su Eminencia no había salido, pues padece ataques de reumatismo; así, si el clima es un obstáculo para que salga, como el reumatismo no se cura, ya tiene para todo el invierno. ¡Mire qué divertido resulta!

La siguiente semana:

Vi al cardenal Pacca. ¡Ay! No puedo afirmar que vaya mañana a ver al Papa, pero me aseguró que utilizaría un medio para abreviar el trabajo. Se ve contrariado por causar el retraso que sabe me preocupa; pero ¿qué se puede hacer con la recomendación de un médico que amenaza la enfermedad se hará incurable si no se obedecen sus órdenes? Insinué muy sutilmente que yo también tenía en el muslo un reumatismo arrastrado todo el tiempo por las calles y los caminos reales.

.Tres días después:

17 de enero.- Está haciendo frío desde hace dos días, y hoy el cierzo, que llaman la tramontana, es bastante fuerte. Con esto, en cierto modo le anuncio que el cardenal Pacca no habrá ido al Vaticano. No he confirmado todavía, pero creo que al pasar por su casa, me dirán: Su Eminencia no ha salido por el mal tiempo… Así que iré para enterarme de que mi cardenal, intimidado por su médico, se ha quedado al calor de la chimenea.
Ocurrió lo previsto: el cardenal no ha salido. Sin embargo, hay un sol hermoso, aunque hace frío. ¿Qué le vamos a hacer? Aquí no es de sorprender, los asuntos no van de prisa. ¡Con tal que lleguen al final! Pero estos retrasos dan oportunidad para crear malestar, sin contar con que el Papa puede volver a enfermar.

 Carta a Henri Tempier, comenzada el 13 de enero de 1826, EO VII núm. 218

 Finalmente, dos días después de lo anterior, el Cardenal se encontraba mejor para hablar con el Papa. La solicitud fue aceptada y el Papa permitió se formara una comisión compuesta de tres Cardenales y el Obispo Marchetti, Secretario de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares.

“La paciencia, la persistencia y la transpiración son una combinación invencible para lograr el éxito.” Napoleon Hill

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