ATAVÍOS RELIGIOSOS TAN RIDÍCULOS COMO FEOS

Eugenio había llegado a Roma para solicitar la aprobación oficial de la Iglesia para los Oblatos – un proceso que no era fácil y requería organización. Cuando no se reunía con personas, trataba de ver tanto como fuera posible de la ciudad.

Casi toda la mañana la he pasado en mi habitación ordenando los asuntos que tengo que gestionar en Roma. He visitado algunas iglesias; pasé por casa del embajador; vi al P. Antommarchi, ex general de los Servitas, y al regreso he admirado la gigantesca fuente de Trevi. 

Diario en Roma, Diciembre 1°, 1825, EO XVII

 Al día siguiente visitó a una antigua conocida, una Hermana religiosa que había sido superiora del convento donde celebró su primer Misa el 25 de diciembre de 1811. No pude evitar sonreír ante la sinceridad de la anotación en su diario, sobre su pensamiento del hábito que la religiosa vestía:

Al regreso visité el convento de las Damas Basilianas, cuya superiora es la señora Beaudemont. El hábito de esas religiosas creo que diseñado por el buen abate de Sambucy, su fundador, me pareció tan ridículo como feo.

Diario en Roma, Diciembre 2, 1825, EO XVII

 

“Si has de describir la verdad, deja la elegancia para el sastre.”     Albert Einstein

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