LA CRUZ DE CRISTO, ACEPTADA CON AMOR, NUNCA TRAERÁ TRISTEZA

La cruz de Jesús ocupa el centro de nuestra misión. Como el Apóstol Pablo, predicamos «a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Cor 2, 2). Si llevamos «en el cuerpo la muerte de Jesús», es con la esperanza «de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» .” (CC&RR, Constitución 4)

Esta característica distintiva de nuestra familia Mazenodiana fue la visión de Eugenio, según muestra esta carta:

Me alegro contigo, mi querido amigo, de que hayas sido juzgado digno de ser despreciado por el amor de Dios y en odio por el bien que tú y los tuyos hacéis en la Iglesia de Dios…
no perdamos jamás de vista que deseando ser los verdaderos discípulos de Jesucristo, hemos abrazado la cruz para llevarla cada día y que hemos tenido que renunciar a la estima y al amor de los hombres, “Si hominibus placerem, servum Dei non essem” ,[ed. Gal. 1,10: Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo]; que habiéndonos consagrado a la vida de nuestro divino Maestro para complacerle, en el ejercicio de la piedad cristiana, es preciso que seamos perseguidos: “Qui pie volunt vivere in Christo Jesu persecutionem patientur” [ed. 2 Tim. 3, 12: Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecuciones]; por último que no debemos ser tratados de modo distinto a nuestro Jefe y a nuestro modelo; “Si me persecuti sunt, et vos persequentur” [ed. John 15, 20: si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros] y que debemos esperar las persecuciones en nombre de las recompensas que el Señor ha prometido a los suyos aquí abajo. “Cum persecutionibus et vitam aeternam”.[ed. Mark 10, 30: … con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna].
No puedo decirte más, será bastante para consolarte, si tanto es así que te veas afectado por los malos tratos que tú has recibido tan injustamente.

Carta a Hippolyte Courtès, Mayo 22, EO VI núm. 137

 

“La cruz de Cristo, aceptada con amor, nunca traerá tristeza, sino alegría, la alegría de ser salvado y de hacer un poco de lo que El hizo el día de su muerte.” Papa Francisco

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