La misión en la aldea de Ventabren nos da una idea de la guía de Eugenio a los jóvenes Oblatos sobre cómo realizar la misión Oblata. Era predicada por los Padres Jean Baptiste Honorat (de 24 años de edad y dos como sacerdote) y Jacques Marcou (de 24 años de edad y recién ordenado), y el seminarista Marius Bernard (de 22 años). El Padre Marius Suzanne (de 24 años y dos como sacerdote) se les unió después.
Eugenio había escuchado informes del estilo de predicación de Honorat, dándose a la tarea de ayudarle a hacerlo en forma más efectiva:
El hombre que me ha traído tu carta me dice que cuando estás en el púlpito, te desesperas, es la palabra; pero ¿por qué dar esos gritos? Si es un defecto natural que te obliga a gritar siempre… nada tengo que decir y debo contentarme con lamentarlo, pero si puede hacer de modo distinto o que gritas creyendo lograr mejores resultados, estás en un grave error y muy culpable, porque no alcanzas el objetivo y te inutilizas; por consiguiente hay desorden. Ponte bien en la cabeza que se pierde la mitad de lo que se dice cuando gritas así, lo que es una lástima en una instrucción que debería ser entendida por todos. No es así como hay que hacer, por el contrario, deben darse unas exclamaciones sólo raramente. Es el medio para que produzcan efecto.
Eugenio también estaba alarmado al oír sobre la salud del Misionero.
El hombre ha añadido que has escupido sangre; no lo he creído, porque no me han dicho nada, ni nuestros dos hermanos, pero si fuese así te mando cesar al instante en la predicación y muy expresamente hacérmelo saber para que lo deje todo y vaya a terminar las instrucciones que quedan por hacer. Adiós os abrazo a todos con lo mejor de mi corazón.
Carta a Jean Baptiste Honorat, Enero 24, 1824, EO VI núm. 126
“Los sabios hablan pues tienen algo que decir; los tontos lo hacen pues deben decir algo.” Platón