Es, pues, sumamente importante, es urgente hacer que vuelvan al redil tantas ovejas descarriadas, enseñar a los cristianos degenerados quién es Jesucristo, y, arrebatándolos al dominio de Satanás, mostrarles el camino del cielo.
Prefacio de las CC&RR
Fue en el espíritu de estas palabras, que Eugenio había escrito en el Prefacio de nuestra Regla de Vida, su respuesta a la crisis vocacional de Guibert en el noviciado.
Cómo queréis, mi querido amigo que fuese de otro modo, convencido como estoy de que Dios os ha concedido el ser oídos en nuestras oraciones, que os ha llamado como a los apóstoles, con las señales más seguras de una vocación verdaderamente divina para seguirle y servirle en el ministerio que se acerca más al que ha prescrito a los apóstoles, a cuyos trabajos ha querido asociaros. ¿Os habría visto ceder a las pérfidas instigaciones del espíritu muy tentador, al eterno enemigo del bien, sin que un corazón se desgarrara?
… La astucia y la malicia del enemigo se mostraban a mí con más evidencia que cualquier otra, porque venía al descubierto su rabia, más notable todavía en razón de las circunstancias. La propagación de nuestra Sociedad es inaguantable para el odio que ha profesado a las almas que nos esforzamos en salvar y que arrancamos en gran número a su tiranía. Veía a dos y hasta tres obispos hacer gestiones para llamaros junto a ellos; la guerra iba a ser para él más mortífera que nunca… Le bastaba de momento apartaros del camino que el Señor os había señalado;
Carta a Joseph-Hippolyte Guibert, Junio 26, 1823, EO VI núm. 109
“Nadie debe sorprenderse ante la dificultad de la fe, de haber algo en tu vida a lo que te resistes conscientemente o desobedeces el mandamiento de Jesús. ¿Existe algo en tu vida a lo que te rehúsas a entregarte a su mandato, alguna pasión pecaminosa, tal vez, o alguna animosidad, alguna esperanza, quizá tu ambición o tu razón? … ¿Cómo puedes estar en comunión con él, cuando en algún momento de tu vida escapas de él?” Dietrich Bonhoeffer