¿Y VOSOTROS, TAMBIÉN QUERÉIS ABANDOMARME?

Tan convencido estaba Eugenio de que la vocación del Oblato y el vivir según las Reglas eran los medios seguros de alcanzar la vida eterna, que no le era posible comprender cómo alguien podría siquiera considerar dejar este estilo de vida. Una vez que alguien había pronunciado los votos de oblación, Eugenio veía como apostasía si salía de la Sociedad y dejaba de vivir su compromiso. Para hacer esta realidad aún más dolorosa, Sébastien Deblieu se encontraba en el proceso de salir. Tenía 34 años y era uno de los miembros fundadores de los Misioneros en 1816, por lo que su deseo de salir había sido una sacudida para todos en la Sociedad.

A todo cuanto tiene de amargo en sí el desgarrador pensamiento de esa nueva traición se une el temor del mal que sientes, tú que sientes tan vivamente y cuya alma paciente puede abrumar al cuerpo tan débil.

Carta a Hippolyte Courtès, Mayo 27, 1823, EO VI núm. 105

El anuncio de esa apostasía me ha afectado más sensiblemente que la muerte del P. Jourdan… Estar obligado a consagrar a Satanás a aquel que habíamos puesto y dirigido por los caminos del cielo, es horroroso. Queda uno impresionado por esas especies de golpes como del rayo, y se encuentra uno como en el estado de esos príncipes de nuestros días que después de una nueva defección miran a su alrededor para ver quien se marchará primero.

Al mismo tiempo, el primero que había deseado convertirse en Hermano Oblato, Claude Ignace Voitot, había decidido salir del noviciado antes de hacer sus votos. El novicio Joseph Guibert también atravesaba una crisis y se preguntaba si debía continuar.

Tal vez hiciésemos mejor comparándonos, en este caso, con nuestro divino Maestro que preguntaba a los apóstoles que quedaban todavía con él después de la vergonzosa defección de los Cafarnaitas: ¿“Y vosotros, también queréis abandonarme”? perjurio [ed. Juan 6, 67]
.
Por dolorosa que sea nuestra posición, compa dezco infinitamente más a los traidores, que sin detenerse por la palabra infalible de aquel que ha dicho que ninguo de aquellos que retroceden del camino, después de haber puesto la mano en el arado son aptos para el reino de los cielos,[ed. Lucas 9, 62], meditan en secreto, consienten interiormente y ejecutan por último un execrable perjurio…
Me he limitado a suplicar al Señor durante la procesión de hoy, que aparte esa desgracia de nosotros y más todavía de aquel que la medita y que por eso mismo no es inocente.

Carta a Hippolyte Courtès, Junio 1°, 1823, EO VI núm. 106

Pablo había tenido un sufrimiento similar cuando sus compañeros abandonaron su estilo de vida:

Pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica;” 2 Timoteo 4:10

Bernabé quería llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos, 38 pero Pablo consideraba que no debían llevar consigo a quien los había desertado en Panfilia y no los había acompañado en la obra.” Hechos 15:37-38

Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también? 68 Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.’ Evangelio de San Juan 6:67-68.

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