El año posterior a la llegada a Marsella, encontramos el celo de los Misioneros dando frutos y extendiéndose las fundaciones de sus futuros ministerios en la ciudad. Inicialmente, ellos habían sido comprometidos para la capellanía del orfanato y para participar en las Misiones Populares en Provenza. Su punto central era ahora el Calvario, la zona donde se había erigido la enorme cruz de la misión.
En el curso del año 1822 se incrementó el respaldo de la gente a este lugar de devoción.
La estructura era rudimentaria, con una cueva de roca debajo, simbolizando el monte Calvario y el sepulcro. Una plataforma de madera había sido construida y desde ella se llevaban a cabo los servicios religiosos. El P. Rey describe como el Viernes Santo la plataforma de derrumbó durante la ceremonia, hiriendo al P. Maunier.
Sin embargo, tuvo el coraje de volver y predicar la Pasión a la multitudinaria asamblea reunida en el recinto del Calvario – era Viernes Santo.
La gran masa que acudía en peregrinación y la atención a los habitantes de la zona mostraban, claramente, que estaban llamados a algo más permanente. De ahí que los Misioneros comenzaran a reunir a algunas personas de un modo más organizado, estableciendo cofradías para ayudar en el ministerio del Calvario, una para hombres y otra para mujeres.
El 3 de Mayo, tuvieron lugar las primeras inscripciones de los miembros de ambas asociaciones, una para hombres y otra para mujeres. Estas se desarrollaron de una manera importante, siendo un valor de la iglesia del Calvario.
Rey 1
«Rezar es compromiso. No cooperar con Dios simplemente por ciertas cosas que llevamos dentro. Nosotros, la persona en su totalidad, coopera. Esto significa que cooperar es igual a compromiso”. E. Stanley Jones