UN ESPÍRITU DE SENCILLEZ Y ALEGRÍA

En febrero – marzo de 1819 Eugenio fue uno de los cinco Misioneros en la misión parroquial en Eyguières. En esta carta al resto de la comunidad en Aix, le encontramos en un momento de relajación, en el que bromea con ellos. Los demás se encontraban en la iglesia y tomó un descanso para escribir:

Os escribo durante la misa mayor. Es un verdadero descanso para mí, porque gozo cuando me traslado en espíritu en medio de una familia tan interesante como la nuestra. Estad convencidos de que el mayor sacrificio que puedo ofrecer a Dios, es el de estar forzosamente separado de vosotros tanto tiempo, pero es para su mayor gloria. Ese pensamiento debe imponer silencio a todos los gritos de la naturaleza, a todos los afectos, a todos los sentimientos, aunque fueran todavía más sobrenaturales.

Se encontraba de buen humor y bromea pues no le han escrito:

Sois demasiado perezosos, mis queridos amigos y muy amados hermanos. Llegamos al término de la misión y puedo decir que no he recibido casi nada de vosotros, porque ¿puedo tener en cuenta las cuatro líneas que mi querido hermano Moreau me escribió antes de subir al altar? Mientras tanto no sé nada de lo que hacéis, ni cómo estáis;

Se refiere a Aix como al “hospital” – aunque no hay indicios de que ninguno de ellos se encontrara gravemente enfermo – tal vez se encontraran resfriados como resultado de vivir en un enorme convento sin calefacción. Luego describe cuán fatigados se encuentran los cinco debido a la misión y utiliza su vívida imaginación para describirse como soldados volviendo de una batalla:

sin embargo está permitido no estar tranquilo cuando mi solicitud se centra sobre un hospital como el vuestro. Si sois los enfermos de tanda, tenemos todo el aspecto de convalecientes. Nuestras caras pálidas y largas, nuestras voces roncas y nuestro aspecto cansado nos dan un aspecto muy interesante, que tiene dificultad para llevar sus armas victoriosas pero que conservan sin embargo esa noble seguridad que les permite nuevos éxitos en el primer choque con el enemigo; nos parecemos bastante a esos guerreros que vuelven de un largo y penoso combate.

Carta a la comunidad de la Misión de Aix, el 7 de marzo 1819, E.O. VI núm. 41

Nuestras comunidades se distinguen por un espíritu de sencillez y alegría. Compartiendo mutuamente lo que somos y lo que tenemos, hallaremos acogida y apoyo. Cada cual pondrá al servicio de todos, sus dones de amistad y los talentos recibidos de Dios. Esta comunicación contribuirá a intensificar nuestra vida espiritual, nuestro desarrollo intelectual y nuestra actividad apostólica.

CC&RR, Constitución 39

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