EL SUEÑO COMIENZA CON UN MAESTRO QUE CREA EN TI

El Padre Eugenio Dorey, un joven sacerdote, había sido nombrado Maestro de Novicios al día siguiente de su ordenación sacerdotal. Eugenio siguió de cerca su avance, alentándolo y guiándolo.

“¡Ya estás instalado en tu hermosa función! Qué ministerio tan hermoso el de formar en las virtudes, y sobre todo en las religiosas, a esas almas especiales llamadas por Dios para seguir las huellas de los Apóstoles y propagar el conocimiento y el amor de Jesucristo. ¡Cuánto puede uno mismo aprovechar al llevar a los demás a la perfección! Eso has recibido en herencia. Felicítate, mi querido hijo, y cuenta con la ayuda de Dios en ese precioso ministerio”.

El período del noviciado era importante, ya que permitía a los novicios interiorizar el carisma Oblato en su preparación para ser misioneros y evaluar su aptitud y capacidad.

“Deberás informarme cada mes de la conducta de cada uno de tus novicios. Al mismo tiempo, me darás tu opinión sobre su disposición, carácter, lo que se pueda esperar, etc. Me consultarás sobre lo que te parezca dudoso… Aceptarás a quienes consideres, de acuerdo con el P. Superior local, parezcan aptos para el servicio y misión de la Congregación en la Iglesia”.

Carta al P. Eugenio Dorey, Maestro de Novicios en Nancy, Octubre 15, 1848, EO X núm. 990

REFLEXIÓN

Sin importar nuestra edad o estado de vida, todos necesitamos una formación espiritual contínua y guía que nos acompañen a seguir los pasos de los apóstoles.

“El sueño comienza con un maestro que crea en ti, que te tire y empuje hacia la siguiente planicie, en ocasiones picándote con una vara puntiaguda, llamada ‘verdad’”.  (Dan Rather)

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