EN NOMBRE DE DIOS, CALMA TU ESPÍRITU AYUDÁNDOTE CON PENSAMIENTOS SOBRE EL CIELO

Hemos seguido  el establecimiento de la comunidad de misioneros Oblatos en Limoges. Para iniciar el proyecto se envió temporalmente al P. Hippolyte Courtès, quien conocía el espíritu del Fundador.  El P. Jean Viala, miembro de esta comunidad había escrito a Eugenio para comentarle que no se encontraba a gusto en Limoges y que el clima no le era favorable.  Eugenio le respondió:

“Mi querido P. Viala, tu carta me ha reconfortado mucho al saber todo el bien que has hecho en la diócesis de Limoges. ¿Cómo entonces después de ello me pides salir de ahí? ¿Es porque sufres, pero dónde no se sufre? …Te has dejado llevar demasiado por cierta preocupación y aun cuando hay que sentirse bien donde la Providencia nos coloca, te has entregado al fastidio, y ahí está el error. Mi querido amigo, reflexiona sobre nuestra situación ante el Obispo de Limoges, quien me escribe constantemente para presionarme en cumplir los compromisos que hemos contraído; necesita al menos seis misioneros capaces, justo en el momento que el P. Courtés se ha retirado…
Mi querido Padre, en nombre de Dios, calma tu espíritu ayudándote con pensamientos sobre el cielo”.

Carta al P. Jean Viala en Limoges, Junio 21, 1848, EO X núm. 979

REFLEXIÓN

La serenidad proviene de una relación amorosa con la providencia de Dios y de permitirle llenar nuestros pensamientos.

«En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso.» (Filipenses 4:8)

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *