SAN EUGENIO: UNA VIDRIERA A TRAVÉS DE LA CUAL BRILLA LA LUZ DE DIOS

San Eugenio escribió a todos los miembros de su familia misionera:

La conclusión a la que debemos llegar, mis queridos amigos, mis hermanos buenos, es que debemos trabajar con renovado ahínco y con una abnegación aun más radical, para dar a Dios toda la gloria que esté en nuestras manos, y llevar la salvación a las pobres almas de nuestro prójimo por todos los medios a nuestro alcance …En el nombre de Dios, seamos santos”.

Eugenio de Mazenod, febrero 1826, E.O. VII, núm. 226

Las palabras del Papa Francisco se aplican a San Eugenio:

 Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con las vidrieras de las iglesias, que dejan entrar la luz en diversas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propia «tonalidad». 

Pero todos han sido transparentes, han luchado por quitar las manchas y las oscuridades del pecado, para hacer pasar la luz afectuosa de Dios. Este es el objetivo de la vida: hacer pasar la luz de Dios y también el objetivo de nuestra vida.

¡Feliz fiesta de San Eugenio a todos nosotros, llamados a ser vidrieras como Familia Mazenodiana!

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