COLMADO DE LOS DONES DE MI SALVADOR

Martes de la primera semana de Adviento

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.

Lc 10:23-24

Desde el feliz momento en que, regenerado en las aguas saludables del bautismo, fui elevado a la augusta dignidad de hijo de Dios, colmado de los dones de mi Salvador, podría contar mejor los movimientos sucesivos y precipitados de mi respiración que el número de los inestimables beneficios que ese adorable Maestro derramó sobre mí a manos llenas.

Conferencia espiritual, 19 de marzo de 1809, EO XIV n 48

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