EVITA CON CUIDADO TODO CUANTO PUEDA PERJUDICAR EL ESPÍRITU QUE DEBE ANIMARTE

El Padre William Daly era joven e inexperto: tenía 31 años y había sido ordenado sacerdote Oblato solo cuatro años antes. Eugenio no tuvo elección al ponerlo a cargo de la primera misión en las Islas Británicas, y su preocupación es evidente en esta carta:

“Tu posición, mi querido Daly, es de gran responsabilidad y solo necesito la confianza que me inspiras, para tranquilizarme. Es esencial mi querido hijo, que estés unido a Dios, pues a menudo deberás decidir según las señales que te conceda, no teniendo el tiempo ni la posibilidad de consultar”. 

Eugenio enfatiza repetidamente que el P. Daly realizaba el trabajo de Dios y necesitaba vivir en unión cercana con Él, para ser guiado por Su voluntad. Luego repite la máxima central de toda la vida y el trabajo misionero: sigue la Regla Oblata de Vida, que no es un grupo de reglas, sino un documento precioso que captura el espíritu del Fundador y su carisma, el enfoque particular a través del cual la Familia Mazenodiana da lectura al Evangelio.

“Para ello, mi querido amigo, debes seguir nuestra Regla a la letra y en su espíritu, no permitiendo nada que no harías al estar bajo mi supervisión directa e inmediata”.

… Evita con cuidado todo cuanto pueda perjudicar el espíritu que debe animarte, pues te expondrías a perder el mérito y fruto del ministerio que ejerces en nombre de la familia de la que eres un hijo querido”.

Carta al Padre William Daly en Penzance, Inglaterra, Diciembre 6, 1845, EO III núm. 12

Lo recomendado a William Daly es lo mismo que nos preguntan hoy: ¿qué tan unido estoy a Dios cada día, para que me guíe la luz que desee concederme?

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *