LA CRUZ OBLATA: UN PODEROSO MEDIO QUE LE LLEVE A TODO LO BUENO

Desde los primeros días de los Misioneros Oblatos, Eugenio dio inicio a la hermosa costumbre de entregar la Cruz Oblata de un Oblato fallecido a uno nuevo el día de su compromiso de por vida: en su oblación perpetua. Es un honor recibir la Cruz de un misionero y continuar con dedicación su servicio como cooperador del Salvador.

“El Hno. Pulicani es admitido para hacer su profesión. El P. Tempier enviará a l’Osier la cruz de nuestro querido P. Moreau para hacerla llegar a ese joven Hermano, para quien será un poderoso medio que le lleve a todo lo bueno”.

Carta al Padre Santoni, Maestro de Novicios en N.-D. de L’Osier, Marzo 16,1846, EO X núm. 892

En nuestras Constituciones y Reglas encontramos: «La cruz oblata, recibida el día de la profesión perpetua, nos recordará constantemente el amor del Salvador que desea atraer hacia sí a todos los hombres y nos envía como cooperadores suyos». (C 63)

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