ME CONFIRMA LA CONVICCIÓN QUE TENÍA DE SUS PRINCIPIOS

Al Padre Honorat no le había sido fácil ser el fundador y superior de los primeros Oblatos en  Canadá y a pesar de ello, Eugenio reconocía la admiración que le tenía a este Oblato tan dedicado.

He reconocido en eso al hombre religioso, lleno del espíritu de su estado, que no busca, que no quiere sino la mayor gloria de Dios, el mayor bien de las almas, el honor y la prosperidad de nuestra querida Congregación. Por lo demás, mi querido P. Honorat, sepa bien que no esperaba otra cosa de Ud., así que no es la sorpresa la que ha provocado mi satisfacción y mi alegría, es por el contrario la realización de mis previsiones, que estaban fundadas en el conocimiento que tenía de vuestros principios y de vuestros sentimientos.
Era hora de que el P. Honorat estableciera una nueva comunidad y misión Oblata en Saguenay, con los leñadores migrantes y luego con los Pueblos de las Primeras Naciones.

Ya estáis mi querido Padre Honorat encargado del nuevo establecimiento que la Divina Providencia nos ha procurado; he aplaudido la elección que el P. Visitador ha hecho de Ud. para esa delicada misión. ¡Dios tan bueno para con aquellos que como vosotros todos se dedican a su servicio, bendecirá vuestra empresa. Todo cuanto os recomiendo es el estableceros sobre buenas bases! ¡La Regla estrictamente! ¡La Regla sin acepción de personas bajo cualquier pretexto que sea!

Carta al P. Jean Baptiste Honorat, Octubre 20, 1844, EO I n 49

En sus nueve años de permanencia ahí, el P. Honorat se convirtió en un campeón de los problemas de justicia social, defendiendo a los más abandonados, lo que le acarreó la antipatía de las autoridades civiles y comerciales.

(Ver: https://www.omiworld.org/es/lemma/saint-alexis-saguenay-1844-1853/ )

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