La primera actividad del recién formado grupo de Misioneros era escribir una instancia de autorización a las autoridades diocesanas.
Los sacerdotes infrascritos…
… Tienen el honor de solicitar de Uds. la autorización para reunirse en Aix, en la antigua casa de las Carmelitas adquirida por uno de ellos, para vivir allí en comunidad, bajo una regla cuyos puntos principales desean exponer.
(Los principales puntos estaban en la lista. Estos serán presentados en la entrada del blog que sigue)
Dado en Aix, el 25 de enero de 1816.
Petición de Autorización Dirigida a los Señores Vicarios Generales de Aix, el 25 de enero 1816, E.O. XIII n.2
¿Quiénes fueron esos hombres que firmaron la carta fundacional?
- Eugenio de Mazenod tenía 33 años, y era aquel cuya visión desencadenó la nueva aventura misionera.
Los tres primeros de sus compañeros habían sido seminaristas en Aix en el tiempo en el que Eugenio fue director espiritual y confesor en el seminario desde 1812 en adelante:
- Auguste Icard tenía 25 años, ordenado dos años antes en la diócesis de Aix, y había sido vicario parroquial en la parroquia de Lambesc, cerca de Aix.
- Henri Tempier tenía 27 años, y llevaba dos años de sacerdote, trabajando como vicario parroquial en Arles.
- Sébastien Deblieu tenía 27 años y había realizado tres años de ministerio sacerdotal, trabajando como vicario en la parroquia de san Juan, fuera de las murallas de Aix, y luego durante un año como párroco de Peynier. Vino a vivir al convento Carmelita unos pocos días después que los otros.
- Emmanuel Maunier tenía 46 años, y era un viudo que había sido ordenado sacerdote hacía 18 años y trabajaba en Marsella. Aunque era un miembro fundacional y firmó el documento del 25 de Enero, él sólo pudo trasladarse a la comunidad en Marzo.
- Pierre Mie tenía 47 años, y era sacerdote desde hacía 18 años, trabajando en varias parroquias y también predicando retiros y misiones. Aparece que él fue parte de la vida y misión de los Misioneros desde el comienzo, pero solo fue a vivir definitivamente a Aix mucho más tarde.
Los sacerdotes más mayores, Maunier y Mie, habían experimentado ser perseguidos como sacerdotes durante la Revolución, y habían ejercido el ministerio clandestinamente para la gente, con riesgo para ellos mismos. Sus experiencias habrían hecho muy amplio el entendimiento de san Eugenio sobre el daño causado a la Iglesia por la Revolución –como está expresado especialmente en el Prefacio.