LA VISIÓN DE NUESTRA FUNDACIÓN HOY EN DÍA: UNIDOS POR UN SENTIDO DE ASOMBRO ANTE SU LLAMADO Y PRESENCIA

En las clases de catecismo cuando era niño, antes de que el Concilio Vaticano entrara en vigor, la Hermana M. nos repetía insistentemente que el llamado de los discípulos se trataba por completo acerca de la vocación para ser “sacerdote, hermano o hermana religiosa” y que lo mejor que nos podía suceder era recibir dicha “vocación”. ¡Estaba tan emocionado de soñar que tal vez habría recibido una vocación tan privilegiada! El Concilio Vaticano pronto destruyó mis ilusiones privilegiadas, al señalar que todos los bautizados en realidad tenían vocación a la santidad, y que no había discípulos de primera y segunda clase.

La Hermana M. estaba totalmente equivocada, pues el modelo de  Jesús  y los discípulos es el modelo de cómo funciona la Iglesia, la parroquia local, la familia y cualquier grupo intencional que se reúna para vivir de forma apostólica cualquier situación. ¡Qué don!

La comunidad de los Apóstoles con Jesús es el modelo de su vida. El reunió en torno suyo a los Doce para que fueran sus compañeros y sus enviados (cf. Mc 3, 14). El llamamiento y la presencia del Señor en medio de los Oblatos hoy los unen en la caridad y la obediencia, haciéndoles revivir la unidad de los Apóstoles con Él, y la común misión de su Espíritu.

CC&RR, Constitución 3

La visión de San Eugenio nos reúne para vivir de forma intencional este modelo. A través de la mirada de nuestro Salvador crucificado, somos llamados a reunirnos en torno a Su llamado y presencia. Somos formados por nuestra oración y a través de la gente y eventos de nuestra vida cotidiana. Nuestro amoroso Salvador nos invita a ser sus compañeros y mensajeros. Esta es nuestra vocación Mazenodiana, que hacemos propia como Oblatos, como asociados, como co-operadores, como benefactores – al expresar la belleza de nuestro llamado bautismal básico, de ser compañeros y mensajeros.

Apostles

“En ocasiones nos perciben como personas que sólo hablan de prohibiciones. ¡Nada está más alejado de la verdad! El Auténtico discipulado cristiano se distingue por un sentido de asombro. Nos presentamos ante el Dios que conocemos y amamos como amigo, la grandeza de su creación y la belleza de nuestra fe cristiana”.   Papa Benedicto XVI

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