POR EL BIEN DE LA PAZ

El Arzobispo de Aix tampoco cooperaba permitiendo que sus hombres se unieran a los  Oblatos. Eugenio aboga por su caso.

¿Tendría la bondad, Monseñor, de consolar a esta alma afligida  que manifiesta insistentemente el deseo de unirse a nuestra Sociedad? Creo poder decir que es probable que con un buen noviciado, el sujeto, que es débil pero no malo, será apto para hacer el bien en su diócesis, o de ser necesario, lo emplearíamos en otra parte. Haremos todo cuanto dependa de nosotros para corregir sus defectos y hacerlo apto para el bien, sin la mezcla de sus imperfecciones.

Carta al Arzobispo de Bausset de Aix, Agosto 13, 1827, EO XIII núm. 62

 En una nota al calce de esta carta, Yvon Beaudoin explica que la persona a quien se refiere, sea ”Probablemente Jacques Symphorien Reynier, sacerdote de la diócesis de Aix, quien había comenzado el noviciado el 11 de agosto, bajo la dirección del P. Guibert. Hizo su oblación el primero de noviembre de 1828, pero fue expulsado inmediatamente de la Congregación.”

Al compartir su frustración con el P. Honorat, Eugenio también explica cómo había trabajado para evitar que los sacerdotes involucrados hicieran juicios imprudentes y tomaran represalias ridículas en contra del Arzobispo de Aix. Era comprensible su resistencia a ceder a sus sacerdotes – pero el ejemplo y ministerio de los Oblatos era lo que les atraía al querer unirse.

… Ni la autoridad del prelado ni los sofismas del superior han convencido a nuestros sacerdotes, a quienes me vi obligado a catequizar, e impedirles cometer un error. Sin embargo, se nos niegan cuatro sacerdotes en una diócesis donde tenemos presencia desde hace once años, con recarga de trabajo. Tenemos a nuestro favor el derecho y la razón, los consejos y las constituciones apostólicas; pero no importa, hay que doblegarse, por el bien de la paz y otras consideraciones más.

Carta a Jean Baptiste Honorat. Agosto 23, 1827, EO VII núm. 275

 

“La paciencia no es solo la habilidad de esperar – sino cómo nos comportamos mientras esperamos.”   Joyce Meyer

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