EL MINISTERIO A LOS JÓVENES CON MARÍA COMO MODELO DE FE

El P. Lubowicki muestra cómo el ministerio del joven sacerdote con la juventud estaba consciente de la presencia de María.

Dieciséis meses después de la ordenación, el 25 de abril de 1813, Eugenio funda la Asociación de la juventud. Los reglamentos y estatutos que compone están impregnados del pensamiento de María. Ya en las primeras líneas se dice que se trata de una «sociedad establecida bajo la advocación de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen«. Eugenio acostumbra a los jóvenes a ver en María a la Madre de Jesús y «también la nuestra«, una madre llena de ternura, que por ese título desea «cooperar a [nuestra] salvación«. En la Asociación «se hace profesión de honrar y amar» a María con «una ternura filial sin límite«. Tiene una idea muy clara de lo que es el amor: la confianza que lleva a abandonarse del todo en manos de la persona amada. Por eso dice que los asociados «profesan abiertamente [a María] la más entera dedicación». En la cumbre del culto mariano, propone «consagrarse […] a la Santísima Trinidad […] por manos de la Santísima e Inmaculada Virgen María». Para él, consagrarse «a la Santísima Trinidad» es la forma más radical de seguir a María, totalmente dedicada a la Trinidad y disponible para su proyecto de salvación. Por otro lado, consagrarse «por las manos «de María es la más alta expresión de confianza en ella, porque esa actitud nace de la certeza de que la Virgen santa no nos retendrá para sí, sino que nos ofrecerá a Dios» (1 Co 3, 21b-23).

C. Lubowicki, “Mary” in the Dictionary of Oblate Values, http://www.omiworld.org/dictionary.asp?v=11&vol=1&let=M (“María” en el Diccionario de valores oblatos)

Hoy en día, esta actitud encuentra su lugar en nuestra Regla de Vida Oblata: “Intensificaremos nuestra intimidad con Cristo en unión con María Inmaculada, fiel servidora del Señor, y bajo la guía del Espíritu. Con ella, contemplaremos los misterios del Verbo encarnado, particularmente en el rezo del Rosario.”

CC&RR, Constitución 36

 

“Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro: ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”     1 Corintios 3:21-23

Esta entrada ha sido publicada en diario y etiquetada como , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *