EL SUEÑO MISIONERO INICIA CON UN MAESTRO

Jacques Marcou tenía 23 años de edad y menos de un año de ordenado. En esos días los estudios para el sacerdocio eran muy rudimentarios y sólo tomaban dos años (contrario a un mínimo de 7 en la actualidad). Por esta razón Eugenio insistía en que los jóvenes Oblatos pasaran tiempo preparando sus sermones, que habrían de ser aprobados y mejorados por alguno de los Oblatos con mayor experiencia. El Padre Marcou pasaba algún tiempo ayudando a un pastor local en la preparación de los jóvenes para la Confirmación. Eugenio le aconsejó.

No quiero que prediques unos sermones que no hubiesen sido escritos y aprobados. Te encomiendo una gran reserva para no tener el aspecto de tener la manía de hablar en público con el riesgo de hacerte despreciar; mantente en lo estrictamente necesario. Aumenta tu prudencia y circunspección cuando el Sr. Obispo esté presente. Si se te invita, niégate absolutamente a predicar, pretextando tu partida precipitada a Aix, que no te ha permitido llevar sus cuadernos, y tu juventud y tu inexperiencia que te obligan expresamente a no arriesgar ni comprometer la palabra de Dios.

Parecía que el Pastor con quien Marcou estaba trabajando era una persona difícil, por lo que Eugenio le recomendó:

No te digo nada con relación al Sr. Párroco; convéncete de antemano que es muy importante que aguantes todo de él o de aquellos que lo rodean; el bien exige que tomes a ese propósito firmes resoluciones y que no te apartes de ellas.
Adiós, que Dios te acompañe y bendiga tus pasos.

Carta a Jacques Marcou, Agosto 11, 1824, EO VI núm. 150

 

“El sueño inicia con un maestro que cree en ti, quien te jala y empuja y lleva al siguiente altiplano, en ocasiones atizándote con algo afilado, llamado ‘verdad’.” Dan Rather

Esta entrada ha sido publicada en cartas y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *