Eugenio desea que su retiro sea un tiempo de evaluación honesta y de conversión. Pide:
Señor, haced que luzca sobre mí un rayo de vuestra luz celestial para que pueda conocerme tal como soy a vuestros ojos; inspirad a mi alma los sentimientos de los que debe estar imbuida a la vista de sus pecados;
dadme, os lo suplico, por los méritos infinitos de vuestra Pasión, por vuestra preciosa Sangre derramada por mí, por la intercesión de vuestra Santísima Madre,
dadme el espíritu de compunción que me convierta y me cambie; que vuestra gracia haga revivir en mí los dones, no digo las virtudes, que me habíais otorgado y que yo no he hecho producir como servidor fiel;
que salga de este retiro lleno de nuevo vigor, firmemente resuelto no sólo a hacer el bien, sino todo el bien que me sea permitido hacer. Oh Dios mío, acordaos de vuestras misericordias, pues sois mi Dios, Deus meus es tu y yo soy vuestro pobre servidor, quia ego servus tuus
Notas de Retiro, Mayo 1824, EO XV núm. 156
Salmo 118:28 «Tú eres mi Dios, y gracias te doy; tú eres mi Dios, yo te exalto.»
Salmo 116:16: «¡Ah, SEÑOR! Ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú desataste mis ataduras»