¡No todo era de color de rosa en la congregación de la juventud! Eugenio intentaba unir a hombres jóvenes, capaces de formar un grupo de élite, que fuera una fuerza de transformación en la ciudad. Cualquiera que fuera incapaz de ser formado de esta forma y que no diera signos de querer cambiar, era expulsado por miedo a que su mal ejemplo fuera en detrimento de los otros miembros.
Fueron expulsados de la Asociación los Srs. P. y M.M, cuya admisión se olvidó anotar a su tiempo. El motivo de esta expulsión es la obstinación con que estos señores han querido seguir frecuentando malas compañías. J.D. que solo había sido admitido tras una larga prueba y repetidas promesas de buena conducta, fue igualmente expulsado como incorregible y más apto para golfear por las calles que para aprovecharse de los buenos ejemplos de los miembros de la Asociación.
Diario de la Congregación de la Juventud, el 12 de diciembre 1813, E.O. XVI
Fueron expulsados J.C. y M.S. Estos dos señores habían sido recibidos algo a la ligera en la época de su primera comunión, ante la presentación del Sr. abate Laty, vicario de San Salvador. No se recibieron grandes esperanzas al verlos, y se confirmó la persuasión de que no eran aptos para formar parte de una sociedad selecta como es la Asociación y no deben echar la culpa más que a sí mismos de la vergüenza que recae necesariamente sobre ellos por una expulsión tan deshonrosa.
Diario de la Congregación de la Juventud, el 3 de enero 1814, E.O. XVI