El Padre Luis Toussaint Dassy era un Oblato inteligente y muy talentoso, de excelencia en todo lo que realizaba, tanto como predicador misionero y autor de libros, como estudioso de arqueología en su tiempo libre. Eugenio le escribe para aconsejarle asegurarse de confiar en Dios y no en su talento.
No ceso de agradecer a Dios el bien logrado por tu ministerio, pero tú, hijo mío, y tus hermanos, tengan siempre en el corazón y en los labios las palabras del Apóstol: Somos siervos inútiles; hicimos lo que teníamos que hacer [Lucas 17, 10].
¿Quiénes somos para hacer milagros? Lo que debe sorprendernos, es no echar a perder con nuestros errores la obra que Dios nos ha confiado y que lo que ponemos de nuestro en ella, no desaparezca a nuestros ojos,
Advierte al Padre de 33 años:
y cuidemos de no pedir nada a los hombres, no queremos más sus elogios, su admiración, etc. que su dinero. Tú, sobre todo, mi buen hijo, necesitas cuidarte porque el público te mima a causa de tus cualidades, de tu celo y todo lo que le llama la atención en ti.
Carta al Padre Luis Dassy, Julio 17, 1841, EO) IX núm. 733