DIOS ES TESTIGO DE CÓMO LES SIGO CON MI AFECTO EN LA TERNURA DE CRISTO

Como San Pablo, Eugenio era el padre de la familia misionera Oblata y expresaba su afecto a la comunidad que partía hacia Canadá. 

En cuanto a mí, doy gracias a Dios cada vez que pienso en ustedes, en todas mis oraciones, pidiéndole con alegría por todos respecto a su comunión en el Evangelio; confiando también en que aquel que ha iniciado con ustedes una buena obra, la llevará a término, hasta el día de Cristo Jesús; justo es que yo se los diga, pues les llevo en el corazón. Dios es testigo de cómo les sigo con mi afecto en la ternura de Cristo; y pido que su caridad abunde cada vez más en el conocimiento y en el amor por Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

Se dice que al salir de una plática con Eugenio, el Obispo Berteaud de Tulle exclamó: “¡Señores, acabo de conocer a Pablo!” Si dichas palabras fueron ciertas o no, sí reconocen el espíritu con el que Eugenio veía las misiones de sus Oblatos en el extranjero. 

Emprendan pues su viaje con un corazón alegre. Que Dios mismo, nuestro Padre y nuestro Señor Jesucristo dirijan sus pasos; que esté sobre ustedes la benevolente protección de la Santísima Virgen María, y la guarda atenta del santo Ángel de Dios.
Dado en Marsella con nuestra firma y sello y la del Secretario de la Congregación, en el año del Señor mil ochocientos cuarenta y uno, el vigésimo día de septiembre.

Carta de Obediencia a los primeros Misioneros Oblatos en ir a Canadá, Septiembre 29, 1841, EO I núm. 8

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