SER PARTE DE LA VIDA DE LA IGLESIA EN FORMA VAGA Y AMBIGUA

“Como puede ver Monseñor, le hablo con franqueza y total confianza. Un obispo tan adelantado como usted en el camino de Dios comprenderá mejor de lo que pudiera expresarle, la importancia de las consideraciones que he mencionado. Usted es el padre, el protector y consejero de nuestros Oblatos; nadie mejor que usted puede desear que sean siempre dignos de su vocación, ya que solo así podrán ser útiles a su diócesis, donde ciertamente harán el bien, como es adonde quiera que se han establecido”.

Carta al Obispo Buissas de Limoges, Febrero 20, 1848, EO XIII núm. 119

REFLEXIÓN

Eugenio esperaba que los Oblatos tuvieran una relación especial con el Obispo en cuya diócesis trabajaran, y que el Obispo fuera su protector.  Un aspecto de ello era que el Obispo respetara su carisma en el ministerio que se les confiara.

Esta relación fue borrada en muchas diócesis hasta el Segundo Concilio Vaticano, así que en 1978 el Vaticano publicó un documento subrayando la importancia de un claro reconocimiento mutuo en los papeles carismáticos respectivos de los obispos y las congregaciones religiosas en sus diócesis:

«Es necesario por lo mismo que en las actuales circunstancias de evolución cultural y de renovación eclesial, la identidad de cada Instituto sea asegurada de tal manera que pueda evitarse el peligro de la imprecisión con que los religiosos sin tener suficientemente en cuenta el modo de actuar propio de su índole, se insertan en la vida de la Iglesia de manera vaga y ambigua.» (Documento de la Iglesia,  Mutuae Relationes, Art. 11)

Actualmente también estamos en el proceso de reflexionar y corregir la  «forma vaga y ambigua» en la que los miembros laicos de la Familia Mazenodiana comparten el carisma y la vocación de San Eugenio.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

1 respuesta a SER PARTE DE LA VIDA DE LA IGLESIA EN FORMA VAGA Y AMBIGUA

  1. Eliseo Margenet dijo:

    » Actualmente también estamos en el proceso de reflexionar y corregir la «forma vaga y ambigua» en la que los miembros laicos de la Familia Mazenodiana comparten el carisma y la vocación de San Eugenio. »
    Es una tarea que nos concierne a todos…..y que pone de manifiesto nuestras debilidades. Desde allí tenemos la oportunidad de crecer y sentir el auxilio de Nuestro Salvador.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *