EL SUFRIMIENTO DE UN LÍDER

La “dificultad de mi posición y la pena en mi alma” fue ocasionada por la muerte inminente de un Oblato confiable a los 28 años y la salida de otro. Un doble golpe para los Oblatos.

Y ahora ante otro golpe, ¿qué puedo hacer frente a los duros decretos de la Providencia, qué puedo hacer incluso al ver la cobarde insensatez e insensibilidad de los hombres? No mencionemos más a Pachiaudi, quien ha traicionado tan indignamente a la Sociedad y pisoteado tantas tareas. Aun así, su deserción deja un hueco que no puedo llenar…

Eugenio se encontraba comprensiblemente molesto por la salida del P. Pachiaudi y lo expresó con severidad. De hecho, más adelante ingresó al monasterio de La Grand Chartreuse, donde tuvo importantes puestos como monje. 

pero lo que aún es más desconsolador, me parte el alma y mina mi propia existencia, es el estado de nuestro excelente y siempre llorado P. Pons. Lleva cuatro días entre la vida y la muerte y solo un milagro podrá salvarlo. Su enfermedad me tiene además en vilo, por todos los buenos jóvenes hermanos que le prodigan los cuidados más heroicos de la caridad. Tiene el tifus más maligno y todos los que le cuidan, y es toda la comunidad, resienten más o menos la influencia del mal que se lleva a la tumba a nuestro querido y precioso hermano.

Carta a Jean Baptiste Mille, Septiembre 15, 1836, EO VIII núm. 583

El Padre Pons solo tenía 28 años y era un profesor capaz y respetado en el Seminario Mayor en Marsella. 

Tenemos que resignarnos a perder a uno de nuestros mejores hermanos,  que tardaremos en reemplazar. Dios lo quiere, pero el corazón sufre y el vacío será sentido…

Carta a Hippolyte Courtès, Septiembre 16, 1836, EO VIII núm. 58

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