PIDAN A DIOS SU GRACIA PARA MÍ, DE UNA TOTAL RESIGNACIÓN A LOS DESIGNIOS DE LA DIVINA PROVIDENCIA

Quise detener mi carta para poder anunciarle con dolor que el Señor se ha llevado a nuestro querido P. Capmas el día 10 a las doce y media, después de una larga y penosa agonía. Me dicen, que al no poder hacerse comprender debido a su extrema debilidad, participaba sin embargo con mucha piedad en lo que le sugerían. Fue sepultado en el cementerio del seminario en San Justo. Les pido aplicar su sufragio con todo el fervor del que son capaces. Pidan a Dios su gracia para mí de una total resignación a los designios de la Divina Providencia. «Dominus dedit, Dominus abstullt”[ed. Job 1, 21] es deber nuestro añadir: «Sit nomen domini Benedlctum» [Bendito sea el nombre del Señor.]

Carta a Jean Baptiste Mille, Enero 10, 1831, EO VIII núm. 379

Comparte con su confidente, Henri Tempier, el sufrimiento al aceptar la voluntad de Dios:

Hay que confesar que la enfermedad y la muerte golpean con una desconcertante predilección a algunos hombres menos sumisos a la voluntad de Dios que nosotros.
No temo confesarlo, pues me parece estar habituado a conformarme con los designios impenetrables de la Divina Providencia, aunque no presumo ciertamente de ser insensible a los golpes que a veces parece nos van a hundir.

Carta a Henri Tempier, Enero 11, 1831, EO VII núm. 380

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