Cuando convalecía, Eugenio escribió:
Hubiera creído, mi querido Padre Honorat, que ya fuera el P. Tempier, o el P. Courtés, te habrían tenido al tanto de mi salud; ésta se restablece tan lentamente que no me es posible estar al corriente en la correspondencia por mí mismo.
Cuando recibas mi carta, estará con ustedes nuestro querido P. Tempier, a quien con pena he enviado en mi lugar para la visita necesaria; pero es preciso someterse en todo a la voluntad de Dios, incluso quedar toda la vida en la nulidad en que me encuentro.
Carta a Jean Baptiste Honorat, Agosto 9, 1829, EO VII núm. 335
Uno de los temas que constantemente encontramos en los escritos y espiritualidad de Eugenio, es la armonía con la voluntad de Dios – “incluso quedar toda la vida en la nulidad en que me encuentro.”
Qué difícil sentimiento para alguien que siempre estaba activo, siempre un líder dinámico y ocupado con la tarea de Dios. Si Dios me ha de utilizar estando en la nulidad, que así sea…
Se refiere a quien vio al mundo a través de los ojos del Salvador Crucificado. Se trata de la creencia de quien había sido atraído al pie de la cruz cerca de 22 años antes y había podido unirse a la “evanescencia” de Jesús en la Cruz. Eugenio estaba dispuesto a cooperar si así era como Dios deseaba utilizarlo en el mundo.