NUESTRO BICENTENARIO: ALÉGRENSE CONMIGO Y CONGRATÚLENSE, PUES EL SEÑOR SE HA COMPLACIDO EN CONCEDERNOS GRANDES FAVORES

Sólo al ver el panorama completo podemos apreciar el impacto completo y la importancia de la fundación que celebramos. Eugenio tenía la convicción de que los seis hombres reunidos en la sala de fundación, lo hacían en respuesta a un llamado de Dios. ¿Pero qué tan seguro estaba de ello?

Exactamente 10 años más tarde, Eugenio se encontraba en Roma buscando el reconocimiento de la Iglesia respecto a que la fundación el 25 de enero, era en verdad un suceso por voluntad de Dios. La aprobación papal reconoció que el carisma  Oblato fue inspirado por el Espíritu Santo:

Alégrense conmigo y congratúlense amadísimos míos, pues el Señor se ha complacido en concedernos grandes favores;
nuestro Santo Padre, el Papa León XII, gloriosamente reinante en la cátedra de Pedro, ha sancionado con su aprobación apostólica el 21 de marzo del año en curso, nuestro Instituto, nuestras Constituciones y nuestras Reglas.
Así es como nuestro pequeño rebaño, al que el Padre de familia abrió ampliamente la santa Iglesia, se eleva en el orden jerárquico, asociado a esas venerables Congregaciones que han difundido en la Iglesia tantos y tan grandes beneficios y han iluminado al mundo entero con tanto esplendor;
ahí está, enriquecido desde su nacimiento con los mismos privilegios que esas Sociedades, cuyas huellas se esforzará ciertamente por seguir sin descanso, con toda su fuerza y todos sus medios.

Carta a todos los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, 1826, EO VII n.232

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La aprobación papal, exactamente 10 años más tarde, el 17 de febrero 1826

El P. Fernand Jetté OMI, sucesor de San Eugenio de 1974 a 1986, muestra la necesidad de una “promesa divina” en cuanto a nuestra fundación:

Es esencial para una familia religiosa contar con el reconocimiento de la Iglesia,  pues es la Iglesia la que nos “constituye”, como lo dijo el Fundador; es la Iglesia la que nos da nuestra “misión”, quien nos envía como cuerpo apostólico a  evangelizar al mundo…

Para una familia religiosa los temas en riesgo son considerables; invita a individuos a dejar todo, a renunciar a establecerse en este mundo, para comprometerse de forma radical y como parte de un grupo, a seguir a Cristo. En tal proyecto, uno arriesga su propia vida. ¿Quién garantizará la autenticidad del Evangelio en la forma que es propuesto?

…Antes de poder ofrecer a la gente una forma particular de vida evangélica, es necesario que haya señales de Dios, discernimiento y la confirmación oficial de la Iglesia…. Por tanto, es la Iglesia quien nos “constituye” en lo que somos. Ella responde ante los fieles de la autenticidad del Evangelio en el proyecto de vida que les ofrecemos.

F. Jetté OMI, APROBACIÓN OFICIAL DE NUESTRAS NUEVAS CONSTITUCIONES, Carta – Roma 27/06/1982

 

 

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