UN RECORDATORIO CONSTANTE DE NUESTRA MORTALIDAD

En cada casa de la Sociedad, para inspirar a los sujetos que la habitan, algunos buenos pensamientos sobre la muerte, se tendrá siempre en reserva un crucifijo que será colocado en un lugar visible de alguna sala común de la casa. Es ese crucifijo que será colocado entre las manos del difunto para ser en terrado en la tumba con él.

Carta a Hippolyte Courtès, Febrero 22, 1825, EO VI núm.171

“Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás…” Liturgia del Miércoles de Ceniza

 

“Si puedo lograr que un hombre piense seriamente en la muerte por cinco minutos, puedo lograr que se salve.” Dwight L Moody

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