“MASTICARLES” LA PALABRA DE DIOS

“Están siempre dispuestos a responder a las necesidades más urgentes de la Iglesia mediante varias formas de testimonios y ministerios, pero sobre todo por la proclamación de la Palabra de Dios…”  (C7)

Regla 7 g  – En la proclamación de la Palabra, emplearemos siempre, según nuestra tradición, un lenguaje sencillo y directo, adaptado y fácilmente comprensible al auditorio.

San Eugenio dedicó su vida a explicar las Buenas Nuevas de salvación a los más necesitados.  Él y sus misioneros deseaban crear corazones que escucharan y cambiaran sus vidas.  Al día de hoy sigue vigente su invitación escrita en 1818:

“No debemos mirar más que a la instrucción de los pueblos… no contentarnos con partirles el pan de la palabra sino masticárselo, o sea, hacer  de forma que, cuando salgan de nuestros sermones, no se vean tentados de admirar neciamente lo que no comprendieron, sino que queden edificados, conmovidos, instruidos, pudiendo repetir en el seno de la familia lo que oyeron de nuestros labios”.

Regla de 1818

En nuestros días tenemos la bendición de contar con muchos comentarios y reflexiones para ayudarnos a comprender la Palabra de Dios y poder “masticarla”, para que sea una parte integral de nuestras vidas.

Como Eugenio, hagamos que la lectura de las Escrituras y la Lectio divina sea parte de nuestra vida cotidiana. (Al buscar  “lectio divina” en su navegador de la computadora, descubrirán un cúmulo de información de ayuda sobre esta práctica).

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