NUESTRO AMOR POR LA IGLESIA NOS HA LLEVADO A LA FAMiLIA OBLATA

El amor de Eugenio por la Iglesia sufriente, le llevó a fundar la Familia Oblata.

La Iglesia, preciada herencia que el Salvador adquirió a costa de su sangre, ha sido en nuestros días atrozmente devastada….

La consideración de esos males ha conmovido el corazón de algunos sacerdotes celosos de la gloria de Dios, que aman entrañablemente a la Iglesia, y están dispuestos a entregar su vida, si es preciso, por la salvación de las almas”

 Prefacio

En 1816, los corazones de “algunos sacerdotes” fueron conmovidos y hoy en día los corazones de todos nosotros se han conmovido para responder según el espíritu de Eugenio:

“El llamamiento de Jesucristo, que se deja oír en la Iglesia a través de las necesidades de salvación de los hombres, congrega a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada”.

(Constitución 1)

Y

   “Algunos laicos se sienten llamados a participar en él según su estado de vida, y a vivirlo según modalidades que varían según los ambientes y las culturas”. 

(Regla 37°)

Que al reflexionar en oración acerca de estas Constituciones, crezca en nosotros el amor por la Iglesia y nuestro esfuerzo por amar a Jesucristo como amamos a la Iglesia, y  viceversa.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *