NUESTRO AMOR POR LA IGLESIA NOS INSPIRA A CUMPLIR NUESTRA MISIÓN COMO HOMBRES DE LOS OBISPOS

“Por amor a la Iglesia, los Oblatos cumplen su misión en comunión con los pastores que el Señor ha puesto al frente de su pueblo; aceptan lealmente con fe esclarecida, la enseñanza y las orientaciones de los sucesores de Pedro y de los Apóstoles”. (Constitución 6)

En una carta al Obispo de Quebec, Eugenio menciona algo al respecto:

“En esencia son hombres del obispo y con ello en mente es que les fundé, y gracias a Dios, todos han sido imbuídos de este espíritu que es propio de su Instituto”.

Carta al Obispo de Quebec, Agosto 10, EO I núm. 22

En ocasiones la frase “hombres de los obispos” no ha sido utilizada correctamente, pues no significa que el obispo local trate a los sacerdotes Oblatos como sacerdotes diocesanos.  La segunda parte de la declaración en la carta de Eugenio da la clave para comprender esta afirmación: “todos han sido imbuídos de este espíritu que es propio de su Instituto”.  El carisma y espíritu específico de los Oblatos se intregra a la diócesis local y guía su ministerio.  En varias ocasiones Eugenio retiró a los Oblatos de algún lugar o rehusó la invitación para aceptar algún ministerio, cuando carecía del aspecto específico de ser misioneros predicadores dentro de una comunidad apostólica a los “pobres en sus muchos aspectos”.

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