El Padre Dassy era un talentoso misionero y también un erudito intelectual, quien gustaba de investigar y escribir, aunque de carácter difícil. Había ofrecido ser director de la formación de los novicios en Nancy. Eugenio, quien le estimaba mucho, le respondió de forma sincera y honesta.
“Tal vez me digas que si te diera un compañero podrías ocuparte de la tarea. Creo en tu piedad, en tu regularidad, en tu celo, pero temo tu severidad, tu exigencia; aunque de apariencia suave, careces de flexibilidad de carácter, mantienes demasiado tus ideas, no sabes ceder en algunas cosas pequeñas, que hay que olvidar a menudo para obtener las mayores más fácilmente. Temo que tus órdenes en el trato habitual con los novicios no sean fáciles de sobrellevar. Tal vez no seas tan cuidadoso con algunas advertencias. En una palabra, tendrías mucho que estudiar y tal vez demasiado, para ganar la confianza de los jóvenes, que es del todo necesario como maestro de novicios, quien debe ser considerado tanto un santo como un buen padre”.
Carta al P. Toussaint Dassy en Nancy, Junio 23, 1848, EO X núm. 980
REFLEXIÓN
«La crítica constructiva que tomo muy seriamente es la de las personas que conozco y respeto». (C. Thile)