DEBEN ENCONTRAR CON NOSOTROS A UNA VERDADERA FAMILIA: HERMANOS Y UN PADRE; ESTAMOS ENCARGADOS DE REPRESENTAR PARA ELLOS A LA DIVINA PROVIDENCIA

Parece que Eugenio no había podido encontrar un nuevo Maestro de Novicios, por lo que cambió de opinión y nombró al P. Dassy, a quien había escrito anteriormente: «un Maestro de Novicios debe ser considerado tanto un santo como un buen padre».

“Quiero encomendarte el noviciado. Toma decisiones firmes para unir la regularidad que debes exigir de cada uno, a una gran moderación, mucha suavidad, sentimientos muy paternales para quienes, fieles a la voz de Dios, abandonan su país y su familia renunciando a todo para consagrarse al servicio de la Iglesia en nuestra Congregación. Es necesario que encuentren con nosotros a una verdadera familia: hermanos y un padre; estamos encargados de representar para ellos a la divina Providencia. No te apartes nunca de estos principios. Temo un poco, mi querido hijo, tu vanidad natural, cierta severidad en tu modo, respuestas demasiado rápidas y fuertes. Es necesario que el maestro de novicios sea en cierta forma impasible, que obre siempre guiado por la razón. Si por desgracia se le encontrara injusto una sola vez, perdería la confianza que es necesario conservar siempre”.

Carta al P. Toussaint Dassy en Nancy, Julio-Agosto 1848, EO X núm. 983

REFLEXIÓN

La responsabilidad particular del Maestro de Novicios es inspirar y acompañar a los jóvenes en su trayecto a convertirse en misioneros, imbuidos del espíritu y carisma de los Oblatos.  Aunque sin el título de “maestro de novicios”, todos los líderes de las comunidades y los grupos en la Familia Mazenodiana tienen la tarea de crear una familia verdaderamente carismática.

«Un maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender, solo martilla en acero frío”.    (Horace Mann)

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