SÉ QUE EL MAYOR DAÑO HA SIDO LA PREOCUPACIÓN POR LA QUE TANTO TE HAS DEJADO LLEVAR

Un mes después, Eugenio escribió de nuevo al P. Viala para apoyarlo y animarlo en su importante y delicada misión en Limoges.

“Es indudable, mi querido Padre Viala, que el bien que realizas desde que estás en Limoges, te ha ganado la confianza del Señor Obispo, del clero y de los fieles. Te han visto trabajar y saben lo que puedes hacer. ¿Cómo podría retirarte de la comunidad que cumple con el servicio de la diócesis?
…Te ruego, pues, mi querido Padre, recuperar tu valor; llevamos a todas partes nuestra forma de ser y no se ha dicho que tu salud no volverá en Limoges como en cualquier otro lugar. Sé que el mayor daño ha sido la preocupación por la que tanto te has dejado llevar. Haz todo en nombre de Dios y estarás bien. El P. Ricard, quien estaba muriendo cuando fue elegido para fundar la misión de Oregón, puso toda su confianza en Dios, y me escribe que nunca se ha sentido tan bien, y por más calvo que está, no se ha agripado ni un solo día, a pesar de que durante su largo viaje solo ha dormido en la tierra y a menudo en el lodo.
…Como te expongo las cosas con franqueza, procura reflexionar sobre ello para tener la ayuda del Espíritu Santo y de tu natural sentido común. Te repito, escríbeme y no te inquietes…
 Adiós, mi querido Padre Viala, te saludo muy afectuosamente”.

Carta al P. Jean Viala en Limoges, Julio 29, 1848, EO X núm. 982

REFLEXIÓN

“Dios me creó para servirle de alguna forma definida.  Me encomendó alguna labor que no ha encomendado a nadie más. Tengo una misión.  Puede que nunca la sepa en esta vida, pero me la dirán en la siguiente…  Confiaré en Él. Sin importar lo que sea, nunca puedo ser desechado. De estar enfermo, mi enfermedad puede serle útil, si estoy perplejo, mi perplejidad puede servirle.  Si sufro, mi sufrimiento puede servirle.  Nada hace en vano.  Él sabe de lo que se trata.  Puede llevarse a mis amigos.  Puede ubicarme entre extraños.  Puede hacerme sentir desolado, hundir mi espíritu, esconder mi futuro de mi y aún así, Él sabe de qué se trata”.  (San Juan Henry Newman)

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *